Dos alumnas del máster (versión castellano) asistieron el 12 de abril a las jornadas sobre digital storytelling, narrativas audiovisuales y ciudadanía global, organizada por Trànsit Projectes. Quisimos saber de qué se trató y ellas nos lo contaron.
Nada mejor que un viernes soleado de Barcelona para arrancar el día en el Convento de Sant Agustí, en el barrio del Borne, escuchando experiencias relacionadas con el storytelling, en el marco de la Cámara de Sherezade.
Incluso antes de comenzar, las historias nos rodean. El mismo convento, devenido en residencia militar y, actualmente, centro cultural, otorga esa carga de pasado, presente y futuro; de principio, desarrollo y final.
Desde las 10.30, en la pequeña sala Kaleidoscopi, se intercalan los testimonios de los participantes del proyecto Rights, los activistas del grupo Enmedio, la experta Ana Boa-Ventura, de la empresa Media-Shots, y el integrante de Trànsit Projectes, Mario Hinojos, con su tesis de microaudiovisual.
Cada uno, desde su ámbito, nos introduce en el impacto que tienen los relatos para poder comunicar temas tan amplios como la ciudadanía global, el activismo político, la empatía, el empowerment o el remix. En todas las exposiciones, subyace la “idea inclusiva” del relato digital, es decir: todos podemos contar historias. Sólo basta con tener una buena idea, las herramientas necesarias para contarla (cámara digital, grabador de audio, máquina de fotos, programa de edición…) y utilizar los canales adecuados para llegar a una audiencia amplia, a veces con un alcance inimaginable. En otras palabras, el do it yourself del que habla Mario Hinojos: construir nuestro relato del mundo por nuestros propios medios.
Por supuesto, ante esta infinita multiplicidad de historias, prima la “ley de la selva”: sólo sobreviven las mejores. El ejemplo del grupo Enmedio, personalizado por Leónidas Martín Saura, es claro. Más allá de la carga ideológica de su mensaje político, con el que podemos estar de acuerdo o no, la estrategia para contar “sus” historias están definidas por siete reglas simples, centradas en el poder del relato y del mito colectivo, en la universalización de una voz personal, en la valentía de contar las versiones propias de la realidad, en la creación de personajes, en la conciencia del antirrelato y en el tomarse todo con humor. Siguiendo esos principios, la organización ha realizado acciones tan originales como una fiesta #cierraBankia, en la mismísima oficina de esa entidad o gritos simúltaneos en varias plazas de Cataluña reclamando vivienda, por nombrar sólo algunas. Y, claro, los medios de comunicación no hicieron caso omiso de esto.
La portuguesa Ana Boa-Ventura también elige el “siete” como número para sintetizar los condimentos de una buena historia: punto de vista, carga emocional, ritmo, sonido, voz del narrador, tensión dramática y un mensaje no redundante.
Por la tarde, la Cámara de Sherazade nos propone dos talleres para poner en práctica los conceptos de las horas anteriores. Elegimos el que conduce Mario Hinojos: Contar & Pegar, del collage al digital storytelling. Aunque no nos conocemos, los cinco integrantes del equipo logramos ponernos de acuerdo y divertirnos con la consigna: modificar el guión de F for Fake (la película de que dirigió Orson Wells en 1973), alterando su sentido y reconstruyendo la nueva historia a través de un orden distinto de los fotogramas. Y, así, con nuestra imaginación hemos convertido al personaje de la historia (nada más y nada menos que Pablo Picasso) en un asesino serial.
La Jornada concluye con la exposición de los trabajos: el culmen del evento y la garantía de que todos podemos construir historias.