Nuestro alumni del Máster Universitario en Gestión Cultural, Raúl Elizondo ha escrito el siguiente artículo para el proyecto en el que colabora: NodoCultura, una red multidisciplinar formada por profesionales con experiencias en el ámbito museístico y desarrollo cultural. Raúl ha querido compartir con nosotros su actual trabajo al igual que ya lo hizo el pasado mes de enero con el artículo titulado: “Los museos en la era de la ciudadania digital”
La tecnología no sólo ha revolucionado nuestro modus vivendi, ha “transgredido” conceptos y formas; en cultura, se interpreta, en el proceso de democratización que ha experimentado en los últimos años.
El micromecenazgo es un modelo de captación de recursos, que ha surgido orgánicamente de ese proceso de democratización, tal como nos menciona Bruno Fernández, responsable de fidelización y desarrollo de socios y donantes de UNICEF-España, “se trata de una fórmula de financiación colectiva, en auge en el sector cultural. El crowdfunding es visto como un aliado y una oportunidad por el sector para suplir la disminución de aportaciones públicas. El mecenazgo ha ido adaptándose a los tiempos, y es ahora cuando adapta fórmulas más democráticas, favorecidas por el desarrollo tecnológico, que dan cabida a sumar las pequeñas aportaciones de muchos.”
Desde la crisis del 2008 y que ha minado al sector cultural en todos los ámbitos; los centros museísticos, han diversificado sus estrategias de financiación. El micromecenazgo, no sólo representa un detonador en la captación de recursos económicos, incide en mayor o menor medida, en una vinculación con públicos de distinto perfil.
Implementar un modelo de micromecenazgo.
¿Cómo desarrollar un prototipo de micromecenazgo? ¿Es válido que una institución cultural -pública- diversifique sus estrategias de captación de fondos? ¿Qué perfil se vincula a una plataforma de micromecenazgo? Los interrogantes que surgen, son tan diversos como el alcance que puede tener la implementación del método en una institución cultural. El gestar un modelo de micromecenazgo adaptado a un centro museístico, requiere determinación, innovación y principalmente, el conocer a quién se dirige y el objetivo a cumplir.
Según un reciente
estudio publicado en
The Pool-Club de Emprendedores, mencionan que las campañas más exitosas en términos de porcentaje de financiamiento duran entre 20 y 40 días. Las campañas que tienen un video personal juntan alrededor de 105% más que las que no lo tienen. En ese mismo sentido, las personas que visitan la página (del proyecto), se quedan en ella un 31% más tiempo y son un 22 % más propenso a donar dinero, una vez que se haya logrado juntar el 40% de lo que se requiere. El uso de redes sociales, incrementa su impacto; los medios de difusión más efectivos son el correo electrónico (con un 53%), Facebook (12%) y twitter (3%).
La importancia de conectar con la audiencia y lograr el objetivo, radica en cierta medida en cómo presentas el proyecto; aquellos cuyo contenido tiene un promedio de 300 a 500 palabras, son los que reúnen más dinero (es vital, explicar, el quién, el qué y el porque). Conocer a tu audiencia, atraerla y establecer conexiones reales, inciden en el éxito de la propuesta. En el estudio se menciona, que fuera de cada campaña que llega a su meta, el 78% termina juntando más que la cifra planteada en un principio. “Las personas aman ser parte de algo exitoso”.
Bruno Fernández, nos comparte su postura, en torno al micromecenazgo como un posible recurso de captación de fondos, para concretar proyectos específicos:
“Creo que para llevarlo a cabo, es necesario conocer muy bien a quien se dirige, para en función de ello, saber lo que se pide. Conocer al público, sus gustos, hábitos, necesidades… debe ser la base sobre la que se sustente cualquier programa de micro-mecenazgo. Un modelo que debería ser escalonado, variado y adaptado a las necesidades y perfiles del público. Asimismo recomendaría ofrecer distintas vías participativas que impliquen al público en el destino de los fondos captados. La transparencia en la gestión, explicar detalladamente para qué se pide, y rendir cuentas de cómo se hacen las cosas, son ingredientes básicos para el éxito a la hora de llevarlo a cabo”.
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