Después de iniciar una carrera como artista y gestor cultural, ¿qué te motivó a ser profesor?
Para mí es muy natural dar clase y explicar Arte, al pasar tantos años en la Universidad las clases vinieron por decantación, y me fascina estar en contacto con estudiantes para hablar. La Universidad es un contexto de custodia idóneo para el Arte.
A lo largo de tu carrera ¿cómo logras equilibrar esa necesidad de un espacio creativo con las obligaciones de un trabajo en el mundo de la gestión?
Pienso que lo necesario acaba sucediendo y que si uno tiene la necesidad de crear se encuentra el espacio, tiempo y modo de hacerlo. Durante toda mi vida de trabajo, más de 25 años en Arte, siempre lo he combinado y ambas esferas se han retroalimentado, no podría entender mi pintura sin mi práctica como curador, investigador o profesor y viceversa. Asimismo, pienso que el Arte puede estar muy unido a lo empresarial; primero en el ámbito del aprendizaje, pero por supuesto también en la capacidad gerencial de los espacios culturales. Además, habría que tener en cuenta que una parte importante de los coleccionistas son empresarios.
Sabemos que el mundo de la cultura cambia constantemente y como profesionales debemos estar abiertos a ese cambio, por ejemplo, tu eres una persona relativamente activa en Instagram, ¿crees que las redes sociales se van convirtiendo en un factor cada vez más importante para los artistas?
Las redes sociales establecen un espacio nuevo de difusión. La pantalla vertical, reels, TikTok, revolucionarán muchas cosas. La clave para mi está en el equilibrio, dar información, pero sin instrumentalizar lo artístico, y evitando el colapso de los mensajes. Entre todos tenemos que hacer también las redes más sostenibles y evitar la conexión constante que nos aleja de la realidad.
Desde tu perspectiva, ¿cómo entiendes el panorama del mundo del arte y la cultura en los últimos años después del COVID-19?
En muchos sentidos ha abierto nuevos campos, al mismo tiempo ha habido cierto cansancio por la abundancia de propuestas gratuitas que a determinados artistas ha podido pasar factura. Nadie había vivido lo que vivimos, todos intentamos encontrar un camino, ha sido un aprendizaje también para lo cultural.
¿Cuál crees que es la cualidad más importante que debe tener un gestor cultural?
Yo destaco: sentido común, transparencia, honestidad, tesón, y mucha pasión. Atención a lo diverso, ser coherentes con lo que desarrollamos y con nuestros propios objetivos vitales. Todas son características que he visto en las aulas del Máster Universitario en Gestión Cultural de UIC Barcelona, siempre es un placer ser profesor en estas aulas; en mi caso pude convivir compartir mi clase tanto con los alumnos que toman el curso en inglés como los que lo cursan en español. Convivir con cerca de 30 nacionalidades distintas, es algo que no se encuentra fácilmente y es para mi una oportunidad de aprendizaje multicultural sobre el significado de lo artístico desde una perspectiva amplia y diversa.